Canción desesperada

En la época en la que vivimos, en continua revolución tecnológica, los cortometrajes han encontrado en internet una de sus lanzaderas más importantes. Antes, sus directores tenían que conformarse con pequeños pseudofestivales (centrados básicamente en publicitar una ciudad o un producto), que les permitieran ganar el suficiente dinero para poder producir el siguiente.

Cuando los formatos web de video empezaban su andadura y el Youtube no se había generalizado, aún quedaba un autor por dar la sorpresa. Nacho Vigalondo (cuyo primer largometraje, Los Cronocrímenes, se estrena el 27 de junio) acudía en 2004 a los Oscars de Hollywood como el primer español que representaba a nuestro país en la categoría de cortometrajes. Con una obra innovadora, 7:35 de la mañana, sorprendió al mercado norteamericano, acostumbrado a las minipelículas sensibleras en formato de 10 minutos que se hacían en Europa.

Imprescindible para cualquier aficionado al cine, no podía dejar de estar aquí. Lo malo de todo, que no ganara la estatuilla (en su lugar, lo haría la producción inglesa Wasp):

1 comentario:

Moncho Veloso dijo...

Lo bueno, si breve, dos veces bueno, ¿no?