El ciclo de la vida en los 90

Para muchos jóvenes de ahora -y de entonces-, El Rey León (1994) es una película que aún consigue poner los pelos de punta. Entrañable y divertida, logra alcanzar un punto emotivo perfecto; aquel por el que niños y adultos transitan. Es un film que te deja con esa sonrisilla burlona, con la que buscas al resto de espectadores al final de la proyección queriéndoles decir lo mucho que te ha gustado, pero sin atreverte a hacerlo. No pasa nada. A todos les ocurre lo mismo.

No dudo de su tremendo valor artístico, ni en la enésima vez que la veo. Es apagar las luces y empezar a tatarear Hakuna Matata o Voy a ser Rey León. Pero entonces se oyen los primeros coros africanos de Lebo M., aparecen algunos animales y me envuelve la magia del cine:

1 comentario:

Anónimo dijo...

html://has descrito con maestria los sentimientos y estados anímicos que produce en el espectador