Los críticos, a la hora de definir a un cineasta, tienen en cuenta diferentes aspectos de su personalidad y de su obra. En el caso de Woody Allen tienden a identificar la segunda con la primera. De hecho, se está dando en los últimos meses una tendencia en EEUU (iniciada por el periódico The Guardian) de corrosión de la imagen de este director -mucho más cercano a la producción europea que a la norteamericana-.
El argumento principal que sostienen para su devaluación es que hace tiempo que no nos deleita con una obra maestra. ¡Desde Balas sobre Broadway (2004)! Están realmente locos. Entonces, ¿qué es Match Point (2005)? Si apuramos mucho, podemos rozar el acuerdo con ese pseudoanalista americano; pero por qué infravalorar a Allen, un experto en el séptimo arte que nos ofrece cada año una película de entretenida para arriba -para que el señor de The Guardian lo pueda entender, de dos o más estrellas, de un total de cinco-.
Además, su genialidad no acaba ahí. Como decía, el personaje que se ha creado y se ha creído va mucho más allá; como lo demuestra en esta entrevista de 1970:
El argumento principal que sostienen para su devaluación es que hace tiempo que no nos deleita con una obra maestra. ¡Desde Balas sobre Broadway (2004)! Están realmente locos. Entonces, ¿qué es Match Point (2005)? Si apuramos mucho, podemos rozar el acuerdo con ese pseudoanalista americano; pero por qué infravalorar a Allen, un experto en el séptimo arte que nos ofrece cada año una película de entretenida para arriba -para que el señor de The Guardian lo pueda entender, de dos o más estrellas, de un total de cinco-.
Además, su genialidad no acaba ahí. Como decía, el personaje que se ha creado y se ha creído va mucho más allá; como lo demuestra en esta entrevista de 1970:
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