Más estética made in Burton: 'Sweeny Todd'

Los diez primeros minutos de una película son fundamentales para introducir al espectador en la historia, hacer verosímil lo increíble y ficticio. Ahí está el fallo fundamental de Sweeney Todd (2008). Tim Burton flojea en el comienzo y, aunque remonta poco a poco a lo largo del film, no se puede olvidar que durante los instantes iniciales quisimos dejar de ver la cinta. ¡Apaga y vamonos!, dijimos.

No se puede ser cruel con este genio del séptimo arte y con su intento de recuperar el estilo de Sleepy Hollow (1999). Pero algo no funciona. Aunque extremiza la violencia y el uso de la sangre, no consigue dotar al argumento de esa ironía cautivadora.

Tim Burton juguetea con su estética decadente -cuesta decir que es típica de él, aunque sea verdad, porque suena a costumbrista y no es así- y atraviesa los moldes establecidos por él mismo. No existe esa naturaleza muerta tan habitual y toda la historia se desarrolla en un escenario limitado por las calles de Londres.

Es una película lo suficiente aceptable para verla, pero sólo aporta un punto continuista a la obra del cineasta. Por supuesto, Johnny Deep vuelve a su inconmensurable capacidad interpretativa. Cautivador y arrogante, el actor arrasa ante las cámaras.

Que sea un musical es lo de menos, porque la historia se mantiene dentro de la realidad ficticia de Burton. Cada canción se adapta al contexto y no se abusa, como en Moulin Rouge (2001), de las inconexiones argumentales para dar juego a coreografías o enfrentamientos entre personajes.


Trailer de Sweeney Todd:


2 comentarios:

Curro dijo...

¿Realidad ficticia?, háztelo mirar Chema.

Anónimo dijo...

Busca el significado polisémico de 'Ficticio' en el diccionario.