Disfunción maestra

Una mosca recorre la barba cana hacia el mentón. Mientras, el viento agita los parajes, el viejo recoge la escopeta y se acomoda sobre el asiento. Suena música española. Enfrente, una ventana que le mostrará la muerte de su enemigo. El espinazo del diablo aún espera en su frasco.

Hace tiempo que los niños no lloran. Las lágrimas de Carlos macularon una tierra de migajas y oro. La muerte aúlla venganza desde el sótano y aún se desvanecen los sueños del Diablo.

Quien muerto estuviera aún no lo imaginaría. Clama por el cuerpo de su asesino para sumirlo en su misma oscuridad.

De nuevo el viento arrastra los rastrojos por un camino que se pierde hasta llegado el día siguiente. Un plano que muestra a un viejo. La belleza de la luz entre la memoria de la guerra. El cielo de Castilla no es más que esperanza. Al final sólo sobreviven los mismos. ¡Carlos! ¡Oh, Carlos! Anda hacia tu destino. El agua de la ciénaga purificará un alma muerta antes de fallecer.

El Espinazo del diablo (2001), obra maestra.


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