La revolución de HBO, 'The Wire'

Cuando el punto final de Los Soprano (1999-2007) fue una angustiosa realidad, se repitió en los medios de comunicación que nunca volvería a visualizarse en la pequeña pantalla una obra de arte de tales características. Era el fin de una era. La revolución que encabezaba HBO parecía acabada, finiquitada. De ahí para adelante todo sería cuesta abajo. Pero en 2002 había empezado a gestarse otra maravilla. The Wire (2002-2008) ya acentuaba en cada capítulo la importancia del guión, de los personajes trabajados, de la historia, de los secundarios y de los pequeños detalles.

Comienza como si tal cosa. En los tribunales de Baltimore, un policía - Jimmy McNulty, interpretado por Dominic West- está dispuesto a emprender una cruzada contra los líderes del narcotráfico de la ciudad. Es la punta del iceberg argumental. Tras la cortina de humo, se entreven otros temas importantes: la corrupción, las ansias de poder, rivalidades, venganzas y un interminable etcétera que se reparte en 60 episodios y cinco temporadas.

Todo ello es el resultado de una obra compleja y exhaustiva, escrita por David Simons y Ed Burns -periodista y policía respectivamente-. Los diálogos beben del lenguaje de la calle, de los barrios negros más marginales de los EEUU. Con cada palabra se inyecta heroína, con cada silencio se huele el verde dólar americano. Es una experiencia hipnótica la que nos proponen sus creadores. Una trama que te capta poco a poco, dejando de lado todas las fórmulas comerciales.

Escalofriantemente realista, los personajes son ambiguos, ni malos ni buenos -grises y en diferentes tonalidades-. No hay reglas de correctismo político a la hora de describir a jueces, periodistas, policías o políticos. Y el resultado es brillante. En ocasiones parafraseada por Obama, la obra consigue arrastrar también al espectador hacia la autocrítica social -un ejemplo se produce con Omar, un atracador de narcotraficantes homosexual, quizá el más héroe de todos los que merodean por Bmore-.

No llames a lo que hacemos guerra contra el narcotráfico. No es una guerra, porque las guerras se acaban. Nunca un juicio fue tan acertado.


3 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Tiene buena pinta, quizás cuando termine de viciarme a perdidos... jejeje

Moncho Veloso dijo...

A puntito de terminar la tercera temporada...

Antonio López dijo...

Esta serie es una absoluta y rotunda obra maestra.