Es más lo que nos une, 'Una casa de locos'

En un concierto, Ismael Serrano dijo que uno se enamora de la ciudad que habita porque encuentra en ella habitantes que lo reconcilian con el mundo. No recuerdo si el cantante le adjudicaba la frase a alguien o era patrimonio suyo; pero dicha premisa sobrevuela en todo momento la película hispano-francesa Una casa de locos (2002) -cuyo título original es L'auberge espagnole-. Mas allá de la elección de Barcelona como telón de fondo y representante de la multiculturalidad europea; el director de la cinta, Cédric Klapish, presenta al espectador una historia sencilla y sin dobleces. No hay juegos narrativos ni complejidades audiovisuales. Se cuenta lo que se ve en pantalla, para bien y para mal.

Un grupo de jóvenes erasmus -en el que encontramos a Audrey Tautou con un papel secundario y aburrido- convive y habita en la ciudad Condal. En este marco, los protagonistas tendrán que enfrentarse a las adversidades de un entorno extraño, ajeno a sus costumbres, pero que termina calando en sus existencias a través de las relaciones que entretejen unos con otros. Es precisamente ese sentido el que recalca la cinta, que no se preocupa por mostrarse desentonada en la descripción de lugares o personajes; sino que lo que trata es de plasmar las pocas diferencias existentes en una Europa globalizada.

El salto de un idioma a otro con una velocidad de infarto -oiremos sobretodo francés, pero también estará presente el inglés, español, catalán y alemán- es la excusa perfecta para una película que se debe visualizar en versión original. El metraje pierde gran parte de su esencia si no participamos de esa europeización, de la variedad de matices que ofrece un apartamento con historias y pasados tan distantes. Así, el film está plagado de contradicciones que se saborean y se comprenden, que se disfrutan con el paso de los minutos y que se comparten en gran medida. Incluso hay tiempo para una arriesgada crítica a la imposición de un idioma por encima de otro, olvidando que el fin primero y último del lenguaje es la comunicación entre personas.

Al final, resta un trabajo poco original, cargado de clichés, estereotipos y vagos intentos de reflexiones dogmáticas. Pero todo ello es suplido por una naturalidad desbordante de los actores y por las situaciones propias de la edad; convirtiéndose esta cinta en la predilecta de quienes se ven reflejados en ella, sabedores de lo que significa una beca como la Erasmus.


1 comentario:

Moncho Veloso dijo...

¿Papel aburrido de Audrey Tautou? Juuu...

P.D.: Muy ricos los gofres (con un chocolatito que me he comprado para echarle por encima...) y las salsas, jejeje. Un abrazo.