El tiempo te condena, 'El curioso caso de Benjamin Button'

En 1981, en la ceremonia de los Oscar, se gestó una de las injusticias más clamorosas de la historia del cine. La correcta e inteligente Gente corriente (1980) de Robert Redford alzó la estatuilla a mejor película. En el camino se quedó la obra maestra de David Lynch, El hombre elefante (1980). Por si eso fuera poco, tampoco se le concedió ninguno de los otros siete premios a los que optaba. Dejando de lado las distancias -y faltándome aún por visualizar Frost contra Nixon (2008)-, este año se puede apreciar un caso similar. Es cierto que El curioso caso de Benjamin Button (2008) no es, ni de lejos, la gran obra de Lynch; pero, desde luego, supera con creces a Slumdog millionaire (2008).

En la cinta de David Fincher encontramos un guión perfectamente entretejido, una narración clásica al mejor estilo de Hollywood. Basándose en la excelencia audiovisual y con el objetivo de dotar a cada plano de una supremacía existencial, el director demuestra lo efímero de cada momento. Es cierto que otros filmes ya se adentraron en el tema -la más comercial debería remitirnos al Carpe Diem de El club de los poetas muertos (1989)-, pero en esta ocasión dos historias de amor sostienen con una solemnidad espasmódica al soberbio Brad Pitt. El actor estadounidense es la gran baza del director, que ya supo sacar todo su potencial en las magistrales Seven (1995) y El club de la lucha (1999).

Casi tres horas que hipnotizan y un metraje sobrevolado constantemente por el poder del saber contar historias, por la naturalidad en la construcción de un relato prodigioso y en la sucesión de verdades que conducen a hilos argumentales ocultos. Basada en un relato de Francis Scott Fitzgerald, la película cuenta la vida de un hombre que nació viejo y cuyo ocaso de la vida no es otro que olvidarlo todo, mientras rejuvenece hasta desaparecer en la nada. Es un cuento de opuestos, de contraposiciones.

Y es precisamente el tiempo como tema, la dificultad que entraña la película. Pero Lynch sabe enfrentarse con garra a la descripción de lo intangible. Todo ello con la muerte como telonera, como escudera perfecta para la melancolía y la apatía. Consciente de su anormal existencia, Benjamin es el instrumento idóneo para ahondar en una fábula que irá recavando importancia con el paso de los años, mientras que Slumdog millionaire (2008) pasará a convertirse en otra anécdota más, cargada de extravagante oportunismo.

7 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

No sé, a mi tampoco me gustó excesivamente, se me hizo muy larga. Aunque la verdad es que me gustó menos Slumdog... este año creo que estban algo flojas las películas de mejor película...

Curro dijo...

Hablando de injusticias: ¿y la ausencia completa de "Gran Torino" en todas y cada una de las secciones de los Óscar? ¡Increíble!

J. Jiménez Gálvez dijo...

Ayer vi Gran Torino y me pareció una película increible. En breve la comentaré y buscaré por qué no entró en los oscar, lo mismo fue por la fecha en la que se estrenó. realmente no lo sé, lo buscaré.

Curro dijo...

AC y yo nos hemos informado y la cuestión no fue de fechas. No entró en las nominaciones simplemente. Eso es lo que hemos encontrado... pero te dejamos investigar a ti que eres el profesional :)

Curro dijo...

Por cierto ¿la viste en V.O., no?

kei dijo...

es como si a todas las nominadas les faltara algo, un punto, a el lector, a ésta de fincher... lo inexplicable es que no nominaran a mejor peli y dieran el premio a gran torino y quedarían genial, si es eso lo que buscaban.

J. Jiménez Gálvez dijo...

En V.O. bien sûr.