El arte se discute, el fundamentalismo no

Aunque nos pongamos exquisitos o rácanos, peregrinos o extravagantes; el divagar sobre el relativismo del arte -ya sea la pintura más abstracta, el cine más surrealista o la escritura más encriptada- nos puede llevar a concluir la concepción del arte como una oposición hacia los estándares dogmatizados o prejuicios instaurados en la sociedad. Desde luego, no estamos lejos. Si entendemos esa premisa como una incitación a la originalidad y a la creación sin límites ideológicos, llegaremos a observar el impulso sufrido por los autores cuando se les impide el desarrollar su capacidad.

En el cine es exponencial esa presencia. Los poderes establecidos comprenden desde hace tiempo el poder supremo de la imagen. Por supuesto que la palabra tiene una hegemonía intelectual -que se lo digan a Saviano, excluido de la vida por unos indeseables-; pero primero la fotografía y derivados (carteles y anuncios), y posteriormente el séptimo arte, han hecho del dicho ver para creer un estándar que arriba hasta la creencia a través de la observación.

Y los fácticos saben que lo que está a su favor también puede estar en contra. Si nos trasladamos hasta la India, hallamos el caso perfecto. Extremistas hindúes paralizaron el rodaje de una película de Hemant Hegde porque en una secuencia aparecía una estatua de Chaplin. Demostrando su ignorancia, argumentaron que cómo se iba a colocar a un personaje cristiano en tales parajes -olvidando que el actor británico era agnóstico declarado-. Por supuesto, las autoridades locales apoyaron el movimiento. Incluso un líder local del partido gobernante demostró su espléndido raciocinio: "Si los locales están en contra de esta estatua, yo también estoy en contra. ¿Por qué uno debe preocuparse tanto por Charlie Chaplin, que ni siquiera era indio?", declaró a The Times of India.

Trasladándonos poco a poco a parajes occidentales, La Pasión de Cristo (2004) de Mel Gibson ya sufrió la crítica feroz de los fundamentalistas judíos, que acusaban al director estadounidense de endemoniar la figura de los judíos. En otros casos, es la Iglesia Católica la ofendida. Los periódicos acaban de publicar la invitación a boicotear Angeles y demonios (2009) -segunda parte de El código Da Vinci (2006)- y no se puede olvidar el movimiento contra Camino (2008), llevado a cabo en todos los medios de comunicación, incluido este blog.

Al final, hallamos una serie de fundamentalistas retrógrados que exigen un respeto hacia sus creencias -cosa absolutamente merecida-, pero que se hartan de vilipendiar el trabajo de los demás. Utilizan el desprecio y las etiquetas como armas de ataque. Pero como todo, al final, donde las dan las toman. La Pasión de Cristo (2004) es una muy buena película, seguramente la mejor de Gibson tras Braveheart (1995). Y, por supuesto, Camino es la gran obra maestra que nos dejó el cine patrio en 2008.

Sobre la ilustración del artículo: Os dejo la Discusión de la Divina Comedia con Dante, obra de tres pintores taiwaneses donde plasmaron a los que consideraron los 103 personajes más relevantes de la historia de la humanidad. Los autores no identificaron a ninguno de los que aparece en el lienzo y, aunque algunos son evidentes, la discusión para saber quién es quién está a la orden del día en foros y blogs. Entre los retratados, observamos grandes figuras del cine como Marilyn Monroe, Charles Chaplin o a Marlon Brandon caraterizado como el Padrino.

3 comentarios:

Curro dijo...

¡Bravo!

Alejandro Marcos Ortega dijo...

volví.
muy buena crítica

Jack dijo...

Los fundamentalistas siempre han odiado el arte ¿Recuerdas las explosiones de los budas?. Por cierto, interesante película sobre fundamentalismos "Buda explotó de verguenza". Pués "Camino" seguirá como una obra de arte a pesar de los detractores que no tienen ni idea de cine.