En lo social y lo político: Marlon Brando

Ambientada en una colonial isla del Caribe del siglo XIX, la película Queimada (1968) de Gillo Pontecorvo -autor de otras obras como Operación Ogro (1979) o La Batalla de Argel (1966)- narra la liberación de los esclavos del yugo portugués.

Sir William Walker -interpretado por Marlon Brando- es enviado por el Reino Unido para realizar un juego político a tres bandas: provocar la revuelta de los esclavos; aliarse con los potentados de la isla, asegurándoles el poder político; y romper el monopolio portugués que existía sobre el mercado del azúcar.

La visión moral del director de la cinta -reconocido activo comunista y antifascista- también se muestra a lo largo del metraje. El paso de la esclavitud a la explotación obrera es el punto de reflexión básico de la película, que parte de los puntos marxistas elementales y medita sobre los abusos a los trabajadores. A través de una visión muy crítica, explaye su mirada continuista de la historia.

Uno de los protagonistas, José Dolores -Evaristo Márquez-, es el que se encarga de argumentar dicha idea: "La libertad no llega sola, hay que conseguirla". Con esta declaración de intenciones, el autor nos enmarca también en otro cuadro político: las guerrillas.

De esta forma, el capitalismo es el tema principal de la cinta y Walker representa la doble moral del colonialista del siglo XIX: la imposición de un modelo social idéntico en el fondo -explotación del más débil- pero que difiere de su predecesor en las formas.

Por su parte, el personaje de Márquez personaliza la figura del líder revolucionario y, aunque en algún momento de la película juega con la tentación dictatorial, termina por idealizar una lucha que está perdida desde el principio. Y cuando José Dolores consigue comprender el mecanismo político, tan sólo puede resignarse a escupir a la cara de Walker, a quien ni el último arrepentimiento le salva de su destino: aquel que obra mal recibe su castigo -discurso moralista facilón y recurrente-.


1 comentario:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Hombre, teniendo en cuenta la época en la que está rodada la película, es normal que esté dirigida a un público que esté menos habituado a decodificar los mensajes audivisuales, por lo que ha de ser simple.
Quizás hoy en día la película se habría rodado de manera diferente, o no se habría rodado...