El cínico y veloz pasar del tiempo

Creo a ciencia cierta que a todo el mundo le llega el momento, antes o después, de plantearse su vida. Seguramente muchas personas lo hacen de continuo y varias veces al día. Algo tan difícil como contemplar tu presente y compararlo con las expectativas pasadas y futuras. Desde luego, que ese ejercicio se hace duro, aunque es tan necesario como el cruel paso del tiempo. Con esta arquetípica nostalgia y, heredero de sus obras anteriores, el francés Jean Becker presenta Dejad de quererme (2008). Callado, agazapado y en cuclillas arribó este film a las pantallas, donde las sorpresas más cualitativas se las llevó el público asistente a las salas.

En vez de dividir la obra en comienzo, nudo y desenlace; el cineasta decide contraponer los aspectos más enigmáticos del protagonista -Albert Dupontel- en dos sencillos actos. En el primero nos presenta a un publicista cínico y engreido, tan gilipollas como ingenioso, que ha dejado su lucrativo empleo y perfecta familia porque está harto de la frustración existencial que le supone su aburguesamiento. En esta parte, los veloces diálogos se enredan en la inteligencia que desprenden. Con un ritmo intrépido y constante, los personajes se enfrentan, mascullan y luchan por mantener o romper la realidad.

Cuando todo parece encaminarse hacia una irónica crítica social, comienza el segundo acto del que hablábamos. El guión gira drásticamente y el drama hace su aparición en pantalla. Todo lo que había de auténtico en la primera parte se mantiene, pero ahora el juego cinematográfico se traslada a la reflexión. Empezamos a vislumbrar que tenía de real y falso el protagonista, porque mostraba esa demencia egoista. La empatía con los personajes comienza a hacerse manifiesta entonces, cuando la realidad de los acciones se hace tan cruel como sus consecuencias.

El metraje se hace intenso a medida que nos acercamos el desenlace, comprendiendo a cada paso que damos con los personajes, la complejidad de amar a los prójimos. Pasamos a encontrarnos una soledad deseada y manifiesta, cuyo único objetivo era evitar el sufrimiento de aquellos a los que más quería.


1 comentario:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

uf, me ha gustado mucho mucho el trailer, pienso verla en cuanto tenga un hueco.