Lo que podría haber sido, 'Prison Break'

Nació como una miniserie de catorce capítulos y captó la atención de emblemas de Hollywood como Steven Spielberg o Bruce Willis. El proyecto era complejo y el guión lo suficiéntemente enrevesado para marcar un punto y aparte en la pequeña pantalla. Un guiño, desde luego, a la excepcional Cadena perpetua (1994) de Frank Darabont. En esta ocasión, nos sitúan en Fox River, una prisión de alta seguridad donde un joven es encerrado y condenado a pena de muerte. Su hermano, Michael Scofield, decide ayudarle a escapar. El título no podía ser más claro: Prison Break (2005-2009).

Pero para analizar esta serie debemos conocer su evolución. Tras el éxito televisivo de los primeros capítulos, los creadores decidieron alargar la temporada. Craso error. Hasta el momento la historia impresionaba y dejaba en la retina de los espectadores imágenes impactantes y giros narrativos desconcertantes y atractivos. Pero este tv show funciona con un final. Si no lo tiene, mejor apaga y vámonos. Y así ocurrió. La segunda temporada salvó los muebles y, cuando todos esperaban el desenlace, los productores escucharon el tintineo de los dólares y prefirieron continuar la saga. ¡Qué desperdicio! Pasamos de un hilo argumental intenso a pura basura entre rejas. A partir de aquí los acontecimientos se hacen repetitivos y el espectador se convierte en un mero 'ingestador' de escenas sin sentido.

La cuarta temporada ya fue la debacle. Había que ponerle fin a este pequeño gremlin al que dieron de comer pasada la medianoche. Al engendro había que exterminarlo y se le puso fecha límite a la historia. Fue entonces cuando todo volvió a funcionar. Las piezas encajaban y la cinta tenía fuerza otra vez. La clave: contar con un final. Así se concibió la serie y por eso funcionó. Cuando se le desposeyó de la esencia que la mantenía, se desvaneció y el público lo entendió así. Por suerte, los guionistas pudieron acabar lo que empezaron y Prison Break no se convirtió en el nuevo The 4400 (2004-2007).

Ahora bien: el rendimiento económico debía continuar. No tenían suficiente con destrozar un enormísimo proyecto original. Una tv film de hora y media como colofón que no aporta nada. De hecho, más bien consigue escupir al público las verdades que ya sabía: los personajes se habían desvirtuado y sólo T-Bag aguantaba el pulso porque seguía fiel a lo que fue desde el capítulo uno de la primera temporada. El resto de personajes se desdibujó con el paso de los minutos y lo que fue Prison Break, se quedó en un podría haber sido. Nada más.


3 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

hay tantas series así que la cagan x alargarlo....

Pepe del Montgó dijo...

Por un lado consiguen lo que quieren: ganar dinero, pero por otro pierden en valor artístico. Nada extraño, pues esto siempre se ha producido en todas las artes. Nuestro problema es desengancharnos a tiempo. Saludos

Lucía Pita dijo...

Completamente de acuerdo. Si hubiese sido sólo de una temporada....¡ay!