Oliver Stone es historia viva del cine. Es verdad, que durante los últimos años pareció haberse sumido en una despectiva Edad Media. Nos abandonó su manera de ver e interpretar el mundo y asumió las directrices que no debía- me refiero a World Trade Center (2006)-.
Pero todo tiene un fin y parece ser que hemos llegado al punto definitivo de ese letargo. Tan sólo digo "parece", porque por ahora sólo podemos guiarnos a traver de los tráilers de su nueva película, W. Ya hablamos en su momento del primero, pero ahora sorprende aún más el segundo. Es fuerza y garra, ironía y destreza narrativa. Es potencia audiovisual, al fin y al cabo, lo que siempre definió a este director.
Pero todo tiene un fin y parece ser que hemos llegado al punto definitivo de ese letargo. Tan sólo digo "parece", porque por ahora sólo podemos guiarnos a traver de los tráilers de su nueva película, W. Ya hablamos en su momento del primero, pero ahora sorprende aún más el segundo. Es fuerza y garra, ironía y destreza narrativa. Es potencia audiovisual, al fin y al cabo, lo que siempre definió a este director.
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